Un grupo de grafiteros armados con aerosol y patines motorizados en pro de la libre expresión. INIGUALABLE.

User Rating: 9.5 | Jet Set Radio Future XBOX
Qué tiempos!
Recuerdo haber recibido mi caja negra un 6 de enero, desmadrugado, ya que en la víspera del día de Reyes Magos no paraba de pensar en sí iba a divertirme al día siguiente, con títulos a mi pesar, no muy alentadores como los de la competencia...

Sin embargo, el austero paquete de regalo, que incluía Sega GT 2002 y JSRF, resultó ser una muy, muy agradable sorpresa.

Jet Set Radio Future deslumbra con su presentación: tan futurística, expresiva, desenfadada y sobre todo, divertida.

Nuestro rol, dentro de una pequeña banda de pinta-muros, nos da una muestra de lo que serán nuestros días posteriores en un sobrepoblado Tokio, en donde una exagerada autoridad va más allá de las normas, todo ello para atrapar y castigar (in)justamente al montón de vagos que disfruta de envenenar las paredes, proclamándolas propiedad del vandalismo más puro y retorcidamente estético.

Los personajes son realmente simpáticos, cada cual con sus pros y contras dentro del modo de juego, y están diseñados de tal modo que resultan ser muy carismáticos y porqué no, cómicos.

Los diálogos son prácticamente inexistentes, pues la mayoría de la información proporcionada está a cargo, justamente de la JSRF, la estación pirata predilecta de los málchicos; u otras veces en cutscenes en donde el villano alardea, etc.

¡Lo dicho no implica un hueco en el juego! pues ciertamente no se extraña la habladuría ni las charlas, pues a mi parecer el atractivo del juego se centra más en la temática pseudo-artística en sí, y no tanto en la interacción de los personajes, que para apreciarlos, no necesitan abrir la boca.

Ya de fondo en el juego, para empezar, lo más evidente es la dulce técnica con la que fue creado el entorno:
La gente y los edificios caricaturescos, los paisajes sinuosos y relajados; el efecto que deja el turbo de los patines, los rayos de sol, los restos de basura en los callejones, la arquitectura vanguardista y ligeramente trastornada de los escenarios. Todo este tipo de detalles resulta ser un deleite.

Las misiones por cierto acontecen en lugares curiosos en demasía.
Desde la terminal de autobuses de Shibuya, las alcantarillas y los suburbios, hasta los dementes rascacielos y montañas rusas situadas a alturas enfermizas.

El objetivo casualmente es derrotar a las bandas rivales, aunque por lo general la clave es cubrir la zona con nuestro arte; la cual por cierto podemos modificar e incluso crear. Todo esto aunado claro, a extravagantes piruetas efectuadas en el aire y en los rieles.

¿Y qué son los garabatos sin música?
Por fortuna el juego ofrece un almacén de canciones exquisito.
Sinceramente es de los mejores soundtracks que he escuchado.
Con temas que ondulan entre el pop japonés y el trip-hop, patinar sobre barandillas y 'apretar el gatillo' contra los muros nunca fue tan entretenido. Créelo.

Quizá el modo multiplayer sea entretenido, pero no resulta tan excitante como la campaña individual; y aunque es dulce atormentar a tu adversario con una lata de pintura, tal vez este sea el fallo más pronunciado del juego, sin llegar a ser aberrante.
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Normalmente estamos acostumbrados a las franquicias, a estilos de juego que si bien extraordinarios, también resultan ser muy convencionales.

Pocos títulos prometen mucho sin ser ni mucho menos populares o ansiados en devoción, ¿títulos que innoven y arriesguen? Pocos.
Que reciclen arte y que la escupan magistralmente convertida en buena vibra:

Solamente Jet Set Radio Future.